Una de las herramientas que casi todos usamos es el celular (o móvil como le llaman en algunos países)...yo he tenido cuatro de estos especímenes con los cuales cualquier persona puede hablarte a (casi) cualquier hora...es decir, en pocos momentos gozas de privacía...recuerdo que el primer celular que me compré parecía un tabique allá por el 97...en realidad al principio me gustó la idea, sonaba cool tener uno de esos aparatejos ensartado en el cinturón indicando a muchas personas que estabas disponible...con el paso del tiempo ya no me entusiasma tanto y es que en la mayoría de las ocasiones te llaman para asuntos de trabajo...ahora he vuelto a ser esclavo de la tecnología...y aquí lo tengo prendido, a mi lado...esperando como bobo a ver si alguien me marca a pesar de que ya lo tienen mis hermanos, mis padres, mis amigos y hasta los compañeros de trabajo...me quedo mirándolo a ver si alguien quiere buscarme y nada...será la angustia de los primeros días, al rato lo voy a odiar porque estará todo el tiempo conmigo, mirándome él a mi, como tener un grillete tecnológico, pero no tan pesado y, eso sí, lleno de sonidos musicales que uno jamás imaginó escucharlos en un aparato tan pequeño...
Aquí me vienen varias preguntas:
¿Qué tan bueno o malo puede ser tener un aparatejo de éstos?, ya no es moda, eso me queda claro, sobretodo cuando te quedas sin crédito de las tarjetas telefónicas para las casetas (Ladatel)...es una necesidad...lo que si desconozco es si en realidad esta cosa nos hará más felices...sí, si te llama la mujer guapa que conociste hace unos días, no si te llaman del trabajo por que los adictos al trabajo te quieren de regreso en la oficina siendo que tú ya te diriges a tu casa...bueno si te llaman tus padres para saber cómo estás, malo si te llama el casero porque dice que no has pagado el último mes de renta...es cuestión de enfoques, lo que sí esque estar sin celular en esta época es prácticamente estar fuera de toda comunicación...
Viéndolo bien es un mal necesario...ya forma parte de nuestras vidas...pero la verdad vivía más tranquilo cuando estaba sin él...