lunes, marzo 20, 2006

Espera...

Entre el terror y la muerte que dejó la Segunda Guerra Mundial aún así se podían encontrar fragmentos de esperanza como este poema que servía de incentivo a todos los soldados rusos en el frente oriental y que bien puede hacernos reflexionar a todos nosotros en la vacuidad del día a día:

Espérame y volveré,
Espera, espera.
Aunque las lluvias amarillas, infundan tristeza, espera.
Espera aunque la nieve caiga y vuelva a caer,
espera aunque el calor te sofoque,
espera aunque otros, olvidados de ayer, no esperen.
Aunque no lleguen cartas del frente distante, espera.

Espera aunque todos los que esperaban, se hayan cansado de esperar.
Espérame y volveré,
No hagas caso, de quienes insisten,
en que es hora de olvidar.
Que madre e hijo crean que ya no existo,
que los amigos se cansen de esperar,
que se sienten junto al fuego,
que beban vino amargo a la salud de mí alma...
Espera. Y no te precipites a beber con ellos.

Espérame y volveré,
a pesar de todas las muertes,
el que no me esperaba
que diga: tuvo suerte.

Aquellos que no supieron esperar, no podrán comprender
que en medio del fuego
tú fuiste quien me salvó
esperándome.

¿Cómo salí con vida?
sólo tú y yo lo sabremos,
simplemente porque tú supiste esperar
como nadie en el mundo.

Konstantin Simonov (1915-1979)
Poeta de la Gran Guerra Patriótica (1941-1945)