domingo, febrero 25, 2007

Dos libros dos

Somos un país con bajos niveles de lectura. Aceptémoslo. Y la mayoría de los que leen buscan los betsellers de moda tipo: Código Da Vinci, Paulo Coehlo (no sé si escribe así y si no, me vale madres), Xavier Velasco (y su fresísima Diablo Guardián), libros de autoayuda y un largo etcétera. Pero cuando de geopolítica se trata, por lo general el mexicano promedio la desecha y más tratándose de libros históricos.

He leído dos libros bastante amenos: Koba el Temible, la Risa y los Veinte Millones, de
Martín Amis, de la Colección Panorama perteneciente a las Narrativas de Editorial Anagrama y La Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética, 1917-1991, de Ronald E. Powaski, volumen de la Colección Memoria Crítica de la Editorial del mismo nombre.




En el primer libro llegamos a una cuestión interesante: ¿por qué
Stalin no es equiparado con Hitler como uno de los grandes villanos de la historia si cometió igual o máyor número de atrocidades que el dictador alemán? Creo la respuesta es que Hitler ha tenido más publicidad y marketing que su homólogo georgiano. Hollywood nos ha enseñado que Hitler era más “vendible” y de Stalin diremos que ni por asomo ha obtenido más reflectores que el Führer y sus nazis. Hitler concentró su odio en grupos dirigidos (judíos, gitanos, eslavos, enfermos mentales, discapacitados) y nunca se dedicó a perseguir, torturar, matar de hambre y asesinar a su propio pueblo. El pueblo alemán en su mayoría, hasta el final siguió y le tuvo fe a su líder.

Por el lado contrario, Stalin persiguió a su propio pueblo y lo torturó hasta los huesos. El miedo era la premisa fundamental del sistema soviético hasta principios de los noventa. Stalin promovió hambrunas en toda Rusia y sus repúblicas satélites, asesinó a ciudadanos inocentes y enfrentó a individuos, familias y sociedades convirtiendo a toda la
Unión Soviética en un inmenso campo de trabajos forzados. Por eso, ahora en la Rusia moderna existe un frenesí de consumismo y destape de la sociedad, porque durante décadas se prohibió toda manifestación (emocional) humana...pero Stalin no fue vendible porque ganó la guerra y como todos sabemos, la historia la escriben los vencedores, pese a que las víctimas de su régimen rondan los 20 millones de personas, más que los 6 millones de judíos víctimas del Holocausto...!!!

...aquí hay unos fragmentos del libro que me ha parecido interesante poner:

“...Cuando leemos las mil páginas de Hitler y Stalin, de Alan Bullock, en las que los protagonistas se analizan en capítulos alternos, nos sentimos como inspectores que recorren un pabellón psiquiátrico y ven por todos lados al mismo dúo de pacientes. El paciente alemán da muestras de una vistosa megalomanía de corte obsesivo. Hitler fundó realmente un estilo nuevo de enfermedad mental que propagaba con incesantes duchas de saliva un simulacro de seguridad sobrenatural...El otro caso, el paciente soviético, como veremos enseguida, es más difícil de diagnosticar. Es un caso de introversión inescrutable, con episodios violentos. No obstante, tenemos aquí a un demente con mayor dominio de sí; en realidad lo que tenemos aquí es un demente paciente..."


“...Stalin, a diferencia de Hitler, hizo todo el mal que pudo. Hizo todo el mal que pudo, entregándose en cuerpo y alma a una empresa de muerte...” (PP. 100-102)

“...He aquí la voz de Liúbov Vasílievna Shaporina (nacida en 1879), fundadora del Teatro de Marionetas de Leningrado y esposa del compositor Yuri Shaporin:

“...[ 10 de octubre de 1937.] La nausea me sube por la garganta cuando oigo decir a la gente con toda tranquilidad: Lo han fusilado, han fusilado a otro, fusilado, fusilado. La gente pronuncia las palabras con toda tranquilidad, como si estuviera diciendo: ha ido al teatro [...]"

“...Jamás ha habido un régimen igual en toda la historia del universo. Conseguir que los súbditos tiemblen a las vez de miedo, de frío, de hambre...y de risa...” (PP. 201-204).

“...Rusia 1917-1953: ¿a qué genero pertenece? No es una tragedia, como Lear, no es una anticomedia , como Troilo y Cresida, ni una comedia problema como Medida por medida. Es una farsa negra, como Tito Andrónico. Y la farsa negra es muy rusa, desde Las almas muertas hasta Risa en la oscuridad...Parece que no se puede expulsar al humor del espacio que hay entre las palabras y los hechos. En la URSS, ese espacio abarcaba once zonas horarias. El enemigo del pueblo era el régimen. La dictadura del proletariado era mentira; Unión era mentira, de Repúblicas era mentira, Socialistas era mentira y Soviéticas era mentira. Camarada era mentira. La Revolución era mentira...” (P. 272)




En el otro libro, La Guerra Fría, a forma de novela histórica vemos como los líderes de la desaparecida URSS y los Estados Unidos jugaron con la humanidad como si fuera un tablero de ajedrez. Ambos claro, temerosos de iniciar una guerra nuclear que hubiera hecho de las cucarachas los únicos seres vivos del planeta. Las recientes acciones del estúpido de George W. Bush
prometiendo que pondrá misiles en vecinos de Rusia como Polonia y la República Checa. ¿Pero qué necesidad hay de avivar la difunta amenaza nuclear, digo yo? Ya demasiados problemas tenemos con el calentamiento global, la contaminación, las guerras regionales y el terrorismo como para agregarle más leña al fuego.

Aquí hay algunas citas que me parecieron buenas:

“...(Woodrow) Wilson se opuso desde el principio a que Estados Unidos participase directamente en la guerra civil rusa. Esta prudencia nacía del recuerdo de su decisión de intervenir en la guerra civil mexicana de 1914. Los mexicanos de todas las creencias políticas habían respondido a la intervención uniéndose en torno a su gobierno, hasta entonces impopular, para oponerse al imperialismo norteamericano. A causa de lo que había ocurrido en México, el presidente era muy sensible a las consecuencias negativas de intervenir en los asuntos internos de otras naciones...” (P. 19)

Sobre la Crisis de los Misiles:

“...Quizá debido a la humillación que había sufrido en Cuba, o a las críticas de que había sido objeto por no poder o no querer hacer nada cuando los sovieticos construyeron el Muro de Berlín, Kennedy se tomó la crisis de los misiles de Cuba como una prueba personal de su capacidad de liderazgo. Dijo a su hermano Robert que si no obligaba a los soviéticos a llevarse sus misiles sería <<impeachment>>...”

Creo que son dos buenos libros, para gozar un buen rato y para reflexionar acerca de los movimientos políticos que se realizan a nivel mundial...